Érase una vez



Y me dijo que quería un cambio…
- ¿Un cambio? –le pregunté.
-Sí. Justamente eso.
-¿No quieres estar así?
-No.
-Lo siento…
-Para. No eres tú. Pero algunas cosas tienen que cambiar…

Entonces me miró… me miró y en mis ojos vio el reflejo de mi alma, capaz de recorrer el mundo por volver a ver su sonrisa… y comprendió.

......................................................................................

Y que me he dado cuenta de que lo superficial no importa, que da igual lo que piense la gente, que lo importante es lo que a mí me hace sentir. Soy yo la que tengo que ser feliz, la que debe tomar las decisiones para tener una vida completa. Que a quien no le importe que se aparte, y adelante a las personas que quieran hacerme sonreír. Mía es la única opinión que cuenta, y bueno, un poco la tuya por todo lo que me has ayudado. Que he aprendido a valorar lo realmente importante, y que cuando te tenga delante te diré lo que necesitas oír. Sí, solo a ti, al mundo no le importa lo felices que seamos, porque sí, no puedo ser más feliz, y sí, cada día sin verte  es una prueba a superar que me hace crecer como persona. Porque añoro na vida perfecta, y no me doy cuenta de que ya la tengo, con sus días mejores y peores, pero con las personas que más felices me hacen. Y sí, gracias a ti en concreto, porque nos queda una vida por vivir, pero has hecho especial la parte que ya he gastado.