¿Cuánto ha cambiado nuestra vida diaria desde que nuestros
padres tenían nuestra edad hasta ahora? Aunque sea un corto período de tiempo,
la realidad es muy distinta. Para empezar voy a hablar de la mujer y su papel
en la sociedad.
Cuando hablo con mi madre siempre me asegura la suerte que
tengo de poder seguir estudiando, de poder realizar los deportes que me gustan
y la libertad de la que dispongo. Cuando le pregunto sobre cómo era su vida me
contesta que totalmente diferente. Profundizando en esto, ella a los 16 años
tenía que trabajar todos los días en una fábrica, y aunque sus notas en el
colegio fueron buenas, no podían permitirse hacer una carrera, es más, no
existía esa opción, nadie de su entorno veía posible el seguir estudiando. La
mujer estaba hecha para ocuparse del hogar de la casa y atender a su pareja y
sus hijos. Es más, una mujer que no lograba casarse era una especie de fracaso
a ojos de la sociedad.
Si relacionamos la mujer y el deporte… prácticamente era
algo inaudito, hacer ejercicio era cosa de hombres, una mujer solo aparecía en
este mundo como animadora o espectadora, aunque más por mirar a los chicos que
porque realmente le apasione este hobby. Una triste realidad que tenemos
totalmente superada, aunque en los deportes en el nivel élite todavía no se
haya conseguido, en la sociedad es algo que a nadie nos llama la atención, un
gran paso, aunque hasta que logremos igualar las condiciones entre mujeres y
hombre de élite en un mismo deporte, todavía queda un largo camino por
recorrer.
Afortunadamente la vida cambia, y hoy en día cada persona
puede elegir el papel que quiere tener en la sociedad, y el estilo de vida que
le gusta. Una persona puede casarse o vivir solo, y no por eso es mejor o peor
mirado. Una persona puede cuidar de la casa y los hijos o salir a trabajar sin
tener en cuenta su género. Y sobre todo, hombres y mujeres somos iguales en
derechos y obligaciones, por lo tanto somos individuos independientes que podemos perseguir nuestros propios objetivos.